miércoles

Y tocarte con la punta de mis dedos...



Cuando todo empezaba a perder su sentido y convertirse en rutina, ésta se vio alterada por sus ojos color miel.

Ese comienzo de rutina empezó a convertirse en momentos capaces de hacerme encojer el corazón y reservar las lágrimas para otra hora. Aquella hora en la que escucho su nombre, un pequeño susurro de algo ligeramente similar a su voz, aquellas en las que mis ojos pasan de humedecidos a excitados y se vuelven a humedecer, pero esta vez irradio felicidad hasta por debajo de las uñas de los pies. Y todos estos momentos son especiales porque significan que ÉL ha decidido cruzar su despreocupado camino con el mío.

Y, ¿cómo alguien como ÉL es capaz de darse cuenta de la propia existencia de alguien com yo?

No me lo pregunteis a mí, yo sigo intentando entenderlo.

No se lo pregunteis a él, no valla a ser que se de cuenta de que no debería pasar su tiempo junto a mí.

Mejor no se lo pregunteis a nadie, DEJEMOSLO ESTAR, y así seguro que pasa lo que tiene que pasar...

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