martes

Creía que eras otro más

Me dí cuenta de que sí que eras diferente. Me dí cuenta de que ibas entrando en mí por los pequeños agujeros de mi alma. Poco a poco era consciente de que mi día no había terminado si no había escuchado una frase tuya tan inocente, amistosa y adorable como tú.
No creo que me hayas hecho cambiar; sigo siendo la misma gilipollas que a veces se equivoca y te hace el mismo daño que al resto, pero sí que me haces recapacitar después de cada grito y volver a tus brazos con la cabeza agachada y lágrimas en los ojos.
Eres el estúpido que me saca una sonrisa en los días de lluvia y la cara bonita que me cuida mientras duermo. Te mereces mucho más de lo que tienes, pero le agradezco al destino haberte conocido en el momento en el que lo hice.
Te pido perdón por las veces que te he podido hacer daño, y por todas aquellas que puede que te lo vuelva a hacer. Te doy las gracias por tu sincero perdón y todo el amor que me das. Te prometo que no va a ser fácil deshacerte de mí y te pido que nunca me hagas daño, porque me matarías.
No estamos bien siempre pero no consigo enfadarme contigo. No eres nadie pero lo eres todo; por lo menos para mí.

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