miércoles

Estoy perdida.

Bloqueada, confusa, despistada, en blanco... No sé hacia donde moverme,
no sé hacia donde girar, mirar, correr... Estoy encerrada en un mundo
demasiado grande para mí, y lo único que me hace respirar es esa
preciosa sonrisa que se dibuja en tu cara. No me abandones, porfavor, pues me has enseñado que a veces lo más pequeño puede
ser lo más GRANDE.

jueves

03


Esta tarde tuve que esperar sentada en la puerta del Ayuntamiento de mi pequeña ciudad. Llamadme despistada, pero he descubierto un mundo para mí desconocido.
La gente se cruzaba enfrente mía sin darse cuenta el uno del otro y, muchísimo menos, de mí. Vi pasar a gente que se creía listilla y aceleraba con el coche justo antes de que el semáforo se pusiese en rojo; pero luego les seguía mirando y veía como por culpa de eso terminaban provocando una caravana al otro lado del cruce. Había una gran cantidad de gente normal, que no tenía muy claro a dónde iba pero tomaba direcciones como si lo supiese. La ciudad también estaba increiblemente poblada por gente con suerte, ¡con muchísima suerte! Gente que se arriesgaba a conducir hablando por el móvil, ir sin casco o cruzar sin ni siquiera mirar la carretera. Delante de mis ojos ocurrieron varios milagros que hicieron que esas personas despreocupadas siguieran su camino como si nada. Grupos alegres, personas solas, caras tristes, risas y sonrisas.
La inocencia se paseaba por la calle con un precioso bolso que le va a robar la avaricia. Por cada segundo que pasaba observando mi alrededor veía mil mentiras y vivía mil otras.
No sé si debería sentir pena o indiferencia al darme cuenta de que dos personas cruzaban una preciosa mirada durante pocos segundos y, sin una sola palabra, separaban sus caminos para siempre. Así to el mundo; se cruzan, se evitan, no se dan cuenta, y siguen su paso.
Mirando a la gente se me planteaban demasiadas preguntas acerca de la vida, por lo que preferí cambiar de objetivo. Fui alzando la mirada poco a poco y mirando hacia donde debía mirar: hacia el cielo, hacia arriba.
El abanico de colores más bonito se abría ante mis ojos y me dejaba disfrutar plenamente de su originalidad. Las nubes cargadas de agua se colocaban en el horizonte, dejándome ver completamente el recorrido que el Sol dejaba al ponerse.
No podía ver formas en aquellas manchas blanquecinas, sólo tenían forma de lo que eran; nubes.
Esta estructura perfecta me calmaba, hacía que mi corazón volviese a coger un ritmo normal, mi mente corría libre; me planteaba mil preguntas sobre el sentido de todo y dejaba que se perdieran en esa bella imagen.
Una ligera vibración me hace volver a conectar con la Tierra. Miro a la derecha y veo llegar mi coche. Subo, cierro la puerta del coche y, sin darme cuenta, le cierro también la puerta a mis problemas, mi paz, mis dudas, mis soluciones, mis errores y mis respuestas.

miércoles

Estoy aprendiendo a vivir sin el libro de instrucciones.

Y es que no tengo nada mejor que hacer. Estoy esperando el amanecer, borracha. Tu eres el cacho que me falta, joder, y no lo quieres ver. Ser o no ser; la cuestión siempre es: ¿por qué?
Y es que no tengo nada mejor que hacer. No creas que me gusta enloquecer, nadie sabe lo que hacer. Estamos atascados en el ayer.
Condenada a vagar por el infierno de tus pensamientos, condenada a bajar al infierno cada cierto tiempo: al templo del pecado mortal.
Ya no tiemblo; observo que no me va tan mal. Ya no tengo freno, pero sueno "bueno", como un trueno que no parará de estallar.
Y me pregunto si fueron mis decisiones... Pero so-so-solo me gusta tu piel. Acostarme y olvidarme de esta vida, jodida, tan cruel. Generación suicida, alcohol en mi avenida.
Y esperarte, y espero no ahogarme. Por aqui la vida ya es dificil y solo estamos a Martes. Pero ponme otro café que hoy no quiero ni dormir; QUIERO VIVIR UN SUEÑO Y YA HABRÁ TIEMPO PARA MORIR.

martes

$$

Y es que si hay una cosa segura en este mundo en el que vivimos, es que el hombre es un ser egoísta y codicioso. No se le puede llenar una mano porque, antes de terminar de vaciarla, te estará pidiendo que le llenes la otra. Siempre queremos más y más; nunca estaremos conformes.
Porque todos nacemos con esa fuerza irreprimible de la vida, que nos impulsa para llegar siempre más lejos.

Creía que eras otro más

Me dí cuenta de que sí que eras diferente. Me dí cuenta de que ibas entrando en mí por los pequeños agujeros de mi alma. Poco a poco era consciente de que mi día no había terminado si no había escuchado una frase tuya tan inocente, amistosa y adorable como tú.
No creo que me hayas hecho cambiar; sigo siendo la misma gilipollas que a veces se equivoca y te hace el mismo daño que al resto, pero sí que me haces recapacitar después de cada grito y volver a tus brazos con la cabeza agachada y lágrimas en los ojos.
Eres el estúpido que me saca una sonrisa en los días de lluvia y la cara bonita que me cuida mientras duermo. Te mereces mucho más de lo que tienes, pero le agradezco al destino haberte conocido en el momento en el que lo hice.
Te pido perdón por las veces que te he podido hacer daño, y por todas aquellas que puede que te lo vuelva a hacer. Te doy las gracias por tu sincero perdón y todo el amor que me das. Te prometo que no va a ser fácil deshacerte de mí y te pido que nunca me hagas daño, porque me matarías.
No estamos bien siempre pero no consigo enfadarme contigo. No eres nadie pero lo eres todo; por lo menos para mí.