martes

Petunia

Pasa demasiadas veces en la vida, que te equivocas. Que no te das cuenta de la tumba que tu mismo te estás cavando, que no ves los fallos ni los errores, que no sientes las lágrimas preparándose para salir hasta que ya es demasiado tarde. Lloras, te desesperas, corres buscando un refugio de esa mentira que no deja de perseguirte; y lo intentas todo.
Intentas curar las heridas, arreglar lo que rompiste, enmendar los destrozos... Lo intentas desesperadamente, hasta que te das cuenta de que es tarde; todo está hecho. Tus esfuerzos son en vano, ya no puedes ni dar pena.
Te retiras, en silencio, y observas como el mundo sigue girando sin tí. Tú ya no estás dentro, tú ya no eres parte de nada.
Las personas que estropean lo que les da la felicidad sólo merecen estar solas. Ya no sientes, no piensas, no crees en nada ni en nadie. Estás acabado, sólo te queda el dejar de respirar. Sueñas con volver a querer a alguien como hiciste algún día, y luego te despiertas. ¿A quién pretendes engañar?
Puede que la gente no lo crea, pero el amor existe, y yo un día lo tuve. Lo tuve, lo juro, y era lo más bonito que podía pedir... luego lo perdí.
Ahora sólo me queda decir una cosa: te echo de menos... mi vida...

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